Una cadena de montañas rodea la llanura en la que se asienta Murcia, una ciudad de origen árabe cuya existencia está estrechamente ligada a la fértil huerta del río Segura. De entre sus históricas calles gremiales emerge la torre de la Catedral, uno de los símbolos de la urbe.
Murcia cuenta con una amplia oferta de museos y exposiciones. En el Museo Catedralicio destaca una espectacular custodia procesional toledana, mientras que el Museo Salzillo contiene una preciosa colección de tallas procesionales de este escultor, uno de los más emblemáticos del siglo XVIII.
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Visitas imprescindibles en Murcia
Una construcción de 600 años.
La catedral de Murcia tiene muchos elementos renacentistas y barrocos, aunque su interior es fundamentalmente gótico.
Se crea en el año 1394, en el lugar donde hubo una mezquita árabe. Fue el obispo Fernando de Pedrosa quien puso la primera piedra. El interior es gótico. La fachada es barroca y fue realizada según los planos de Jaime Bort. Tiene una torre de 95 metros que tardó más de doscientos años en ser construida y en la que intervinieron muchos arquitectos, entre los que destaca Ventura Rodríguez. La capilla de los Vélez es gótico-flamígera y tiene una bóveda estrellada, mientras que la Capilla de los Junterones es renacentista.
El castillo se localiza en lo alto de un cerro. Esta fortificación se conserva en muy buen estado. Los restos arqueológicos que nos han llegado pertenecen al período islámico. Tras la fundación de la ciudad de Murcia (825), además de la función de fortificación, también debió servir de prisión, y como almacén de grano para los campesinos, disponía de grandes aljibes para el abastecimiento de la guarnición. Su muralla está realizada con sólidos lienzos de tapial de argamasa, la planta se adapta a la topografía del terreno, desplegándose a través de dos terrazas situadas a diferente altura. En el flanco sur se aprecia la existencia de varios aljibes, graneros y otras estancias. Con la conquista cristiana el castillo no perdió su carácter estratégico, formó parte de la Corona de Castilla. Tras la constitución del Reino de Murcia, se convirtió en un castillo de frontera, entre los reinos de Aragón y Castilla, situación que perduró hasta el siglo XV.
En uno de los barrios más típicos de la ciudad se encuentra el Jardín de Floridablanca, resultado de la estética romántica del XIX, de la que solamente se conservan hoy los grandes ejemplares de ficus que bordean el camino central. Actualmente el jardín es un paseo que conduce desde su entrada más cercana a la plaza de Camachos hasta la estatua a José Moñino, conde de Floridablanca, obra del italiano S. Baglietto que fue colocada en su presente emplazamiento en 1849.
Pertenece al estilo barroco. Su historia se remonta a la época musulmana, ya que se asienta en el solar de una mezquita, que tras la reconquista se convierte en iglesia. El nuevo edificio se comenzó en 1736 bajo la dirección del arquitecto Fray Antonio de San José. El templo tiene planta de cruz latina, con capillas laterales y dos portadas. La fachada principal es una de las joyas del arte barroco, por la disposición diagonal de sus pilastras y el arqueamiento de la cornisa y las molduras. Ambas puertas están adornadas con capiteles y guirnaldas, coronadas por dos medallones en los que se representan la “Apoteosis de San Nicolás” y al Santo en estado místico. Ambos han sido atribuidos a Francisco Salzillo. Destaca la cúpula octogonal, la torre de planta cuadrada y en el interior su decoración en estuco, típica del barroco. Acoge la imagen del Santísimo Cristo del Amparo y la Dolorosa, atribuida a Salzillo.
La tradición ibérica
Contiene una de las colecciones de arqueología ibera más completas de España con piezas procedentes de diversos yacimientos de la Región de Murcia.
La exposición permanente está compuesta por un total de 16 salas, en las cuales se plantea un paseo por la Prehistoria, desde el Paleolítico hasta la Edad de Bronce. Además de las numerosas muestras de arte ibero, sobresalen las piezas de El Algar (1900-1400 a. de C.), halladas en distintos yacimientos de la región. La visita se completa con una sala de exposiciones temporales sobre arqueología y talleres didácticos y pedagógicos, abiertos todo el año.